La previa vs Defensa y Justicia: Con la verdad

Tengo que confesar que me sentí acorralado. No tenía escapatoria. Sus preguntas eran un puñal en mi cabeza y en mi corazón. Tantas promesas de éxito y alegrías no podían ser tapadas con viles mentiras. Sus ojos inocentes esperaban una contra-oferta. Algo que realmente no pude darle.

Lo que siempre temía por fin estaba ocurriendo. Con regalos desde el bolsillo y no desde el alma, sus tíos y primos corrompían con mi mayor herencia. Rompían y fallaban a la regla primaria en esta vida, quizá porque ellos no se consideran unos futboleros de raza…

Pero en cierto punto tenían razón. Con camisetas azul y oro  y con banderines blancos con una banda roja que los cruzaba de punta a punta, le prometieron gritar campeón, una y otra vez. Recorrer el mundo, levantar copa tras copa, y celebrar durante cada año. Le ofrecieron disfrutar de figuras rutilantes, de ser conocidos en toda la galaxia. Le vendieron alegría pura y una vida sin desencantos.

Sus compañeritos del colegio también jugaron su papel. Y claro, victoria tras victoria sacaban pecho ante su mirada triste. Las cargadas no tardaban en llegar. Y, ¿cómo defender a esa edad unos ideales que aún no eran tal?

Me sentí acorralado. No palpé otra cosa que la necesidad de recurrir a la verdad. A la realidad absoluta. ¿Por qué cautivar con la mentira, si luego se esfumaría en un abrir y cerrar de ojos ante el inminente futuro? Debía buscar el momento justo. El lugar y la situación ideal para realizar la oferta. Y decidí hacerlo en el contexto más duro y difícil de digerir: después de una derrota.

El partido ya había terminado y él permanecía sentado junto a mí. Pero claro, aún no se mostraba molesto por el resultado, ni siquiera le interesaba. Asimismo, lo que sí le llamó la atención fue el accionar de la gente que se compartía la misma tribuna: pese a la caída, los miles de hinchas que se hicieron presentes en el Ducó, se quedaron cantando por minutos como si nada pasara. Entonces, confundido, él preguntó: “¿Papa, por qué esta gente está festejando si el equipo perdió?”.

Esa pregunta fue la llave hacia mi discurso lleno de veracidad y convicción. Era la carta que yo tenía, que quizá no era la más alta, pero para mí valía y mucho. Lo miré a los ojos, le señalé a la gente, y le dije: “Miralos. Ahí están. Miralos bien. ¿Sabés cuál es la diferencia entre estos locos, y aquellos que te ofrecen cambiarte de equipo constantemente? Esa que ves ahí. El equipo perdió, una vez más. Jugó muy mal, una vez más. ¿Pero sabés qué? Ellos siempre van a estar allí, donde los ves ahora mismo, con las mismas ganas y la misma esperanza de siempre. Claro, vos me preguntas qué festejan. ¿Sabés qué festejan? El orgullo, lo lindo, y el simple orgullo de ser quemeros. Porque por más que las derrotas sean miles, cada uno de ellos se quedará allí, sólo para ver la gran victoria”.

Entonces él me miró, volvió su vista a la tribuna, y me devolvió una sonrisa cómplice y de fidelidad. No hubo respuesta, sólo silencio. No sé qué pasará de ahora en adelante, sólo me queda aceptar lo que decida. Sin embargo,  debo admitir que me tengo una gran fe. Una vez pisado el Palacio, ya es muy difícil abandonarlo…

Dia y hora: 18/03/2017, 20:30 hs

Estadio: Tomás Adolfo Ducó

Árbitro: Diego Abal

Huracán:  Díaz; Romat, Nervo, Mancinelli, Villalba; Angulo, Fritzler, Bogado, M. Gonzalez; Briasco y Mendoza. DT: Juan Manuel Azconsabal

Defensa y Justicia: Arias; Silva, Bareiro, Barboza; Rivero, Castellani, J.Gutiérrez, Delgado; Miranda; Bouzat y Stefanelli. DT: Sebastián Beccacece

Transmite: TV Publica


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Leandro Sanchez: Periodista. Pasante en Diario Olé. Integrante de El Ojo del Huracán (La Transmisión), Amigos de Huracán y Planeta Globo. Twitter: