El de Mar del Plata no fue un espectáculo de fútbol suculento ni mucho menos, pero tampoco se le puede renegar a Huracán la claridad que encontró para elegir prioridades. Ese famoso aire renovado que trae aparejado el cambio de técnico fue una máxima cumplida en el Globo, que si bien no derrocha vistosidad, supo mutar de un equipo perdedor en uno difícil de vencer. Después de empezar con anticipación la primavera con el triunfo en el clásico y la clasificación a los octavos de final de la Copa Sudamericana, los dirigidos por Eduardo Domínguez avistaron alguna que otra nube en la ciudad costera. La liviandad caracterizó al empate sin goles, que se revalorizó tras los resultados de Nueva Chicago y Crucero del Norte.

El punto conseguido frente a Aldosivi subió su cotización con las derrotas del Torito y el Colectivero, que le permiten a Huracán aventajarlos por 11 puntos cuando quedan 15 por disputarse. En un torneo en el que las rachas no son costumbre ni siquiera de los que pelean el título, ese margen debería bastar para concretar el objetivo ineludible que surgió a mitad de año tras meses de malos resultados: la permanencia. La vorágine que atravesó todo el 2015 del Globo es la misma que ya dibuja nuevas ideas en la cabeza. Hacia abajo, los puestos de descenso parecen lejanos; hacia arriba, Colón, Defensa y Sarmiento son las próximas presas. La liguilla pre-Sudamericana no es una utopía. Hasta la propia competencia internacional actual aparece en este cóctel más sabroso que mejunje que va a degustar el club en el ocaso de la temporada.

En ese escenario y ante tal futuro inmediato, los jugadores no perdieron la compostura por obviar el aburrimiento que ocasionaron hasta en el espectador menos exigente y defender, con poca creatividad y ambición, una igualdad más amarga que dulce, pero que se resignificó por el alejamiento a la zona roja y la conservación del invicto. Esa solidez emocional y mental ostentada en las últimas presentaciones es un activo fundamental para encarar la otra parte de la labor del entrenador, que aún está pendiente. Atacar con frecuencia, reconciliarse con la tenencia, imprimir la jerarquía del plantel en el desarrollo del juego son algunas tareas que tiene por delante este Huracán, que demostró estar comprometido y absorto en el objetivo.


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