Huracán empató 1-1 con Ramón Santamarina en Tandil y sigue sin ganar de visitante en el torneo. Desde la primera fecha, los de Parque Patricios no encuentran el circuito de juego que pretende Frank Kudelka, quien se quejó por otro grosero fallo arbitral. El miércoles, ante Crucero.
Foto: Facebook Huracán Oficial
Villarruel ayuda a los del fondo y permanece en campo propio. Vismara no se conecta con Toranzo, que se enciende de forma intermitente. Martínez, desenchufado, no puede asistir a Milla, que lucha solo, de espaldas al arco y con toda la defensa rival. Estas son algunas de las varias razones por las que Huracán no puede reencontrarse con el buen fútbol que supo demostrar el semestre pasado y en el debut ante Temperley. La falta de peso y creación adelante y en el medio, respectivamente, determina mayor trabajo para los de atrás. Por eso, se reciben más goles. Por eso, no se alcanzan los resultados deseados.
Por supuesto, los de Kudelka también ostentan argumentos válidos en su esquema. Son esos los que, hasta ahora, le han permitido no ser menos que nadie y casi siempre sumar: los desbordes de Espinoza, el pase al ataque de los laterales, los remates de media distancia. La interacción colectiva no es la mejor, pero hay herramientas individuales suficientes para lastimar a cualquier rival. Dicho esto, la pregunta que se decanta es obvia. ¿Qué va a pasar cuando no aparezcan las figuras? En las últimas presentaciones, incluida la igualdad ante Santamarina, la respuesta se empezó a vislumbrar. Fútbol chato, escasa generación, carencia de llegadas, desatenciones en un área y en la otra.
Si a todas estas cuestiones se le añaden los errores arbitrales que suelen caer en su mayoría para el lado de los de Parque Patricios -el gol del conjunto tandilense fue en off side-, se arma un combo muy difícil de contrarrestar. La amalgama entre longitud del torneo y objetivo dicta un mensaje: no pierdan puntos en el camino. He ahí el motivo del sinsabor de cada empate, el resultado más repetido por Huracán en lo que va del certamen. He ahí el malestar que genera el pasajero cuarto puesto de la tabla, tan cercano al quinto y último peldaño de ascenso. He ahí el porque de un equipo desorientado.
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