Huracán cayó ante Banfield por la mínima diferencia y extendió su mala racha en condición de visitante. Fue la peor presentación del Globo en el año: pudo ser goleado, careció de capacidad de reacción y falló en todas las líneas. Balbi y Puch no completaron el partido porque se resintieron de las lesiones que aquejaron durante la semana. «La sacamos barata», dijo Apuzzo tras la derrota.
Foto: Facebook Huracán Oficial
Más de una hora y media de juego, ningún parangón posible. Fue un monólogo, un soliloquio de un equipo ofensivo que, además, atacó más que nunca. La puntería desviada del colombiano Mauricio Cuero, los palos, el travesaño y los reflejos de Marcos Díaz le negaron al Taladro un resultado más abultado, pero el trámite del partido jamás cedió lugar a la duda. Banfield aplastó a Huracán, le generó una veintena situaciones, salió victorioso en todos los duelos individuales que se ocasionaron en varios sectores de la cancha y ni siquiera sufrió cuando se relegó para defender el 1-0. El visitante, frágil y sosegado, se dedicó a ser un espectador más en el Florencio Sola.
Durante los primeros 45 minutos, el Globo fue excavado por las bandas. El paupérrimo nivel de Leonardo Zaragoza y el notorio abatimiento de Luciano Balbi -que fue titular pese a no haberse recuperado y debió salir en el entretiempo- se aunó con la velocidad de Ricardo Noir y Nicolás Bertolo. El producto de tal ecuación fue un número enorme de desbordes por derecha e izquierda, que derivaron en centros, buscapiés y remates de todo tipo. La obligada salida de Edson Puch cooperó con el planteo del dueño de casa. Ni Agustín Torassa para continuar con el esquema ni Ezequiel Gallegos o Iván Moreno y Fabianesi para socorrer al mediocampo. Daniel Montenegro fue el elegido por Néstor Apuzzo. Sin marca, sin contención, los de Parque Patricios tuvieron la fortuna suficiente para irse al descanso en tablas.
En el complemento, 160 segundos le bastaron a Banfield para alcanzar lo que tanto buscó. Otro desborde, otro centro, otra llegada. Bertolo, el mejor jugador del partido, aprovechó los espacios de una defensa desorganizada y rompió el cero con un cabezazo certero. Desde entonces, el local quitó el pie del acelerador y hasta desistió de la tenencia absoluta. No obstante la calma del rival, Huracán no tomó la iniciativa. Los volantes de creación jamás intervinieron y la soledad de Ramón Ábila se conjugó con un flojo desempeño del goleador. La diferencia, aunque mínima, parecía abismal: el Globo no tenía actitud y aptitud para empatar.
Solidez defensiva, ingenio en el medio y oportunismo de la delantera serán los valores a recuperar de cara a un abril que tendrá enfrentamientos ante Boca, Racing, River (Supercopa Argentina) más tres presentaciones en la Copa Libertadores. El cambio rotundo del equipo que enfrentó a Argentinos y el del último sábado, uno de los temas de análisis de Apuzzo para la semana. El entrenador deberá descifrar y resolver las problemáticas estrictamente futbolísticas sin olvidar el perfil endeble que se manifestó en el sur del Conurbano. Ciertamente, la versión despachurrada y apática de sus dirigidos habrá causado preocupación en un director técnico que enfatiza la motivación por sobre todas las cosas.
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