Huracán perdió el desempate con Independiente en La Plata y jugará otra temporada en la B Nacional. Se dio el resultado menos esperado y más doloroso, que se agravó por otro fallo arbitral perjudicial para los de Parque Patricios. Frank Kudelka, tras las lágrimas, puso en duda su continuidad.
Foto: Daniel Méndez
Pizzini escapó a Marcos Díaz, convirtió el segundo gol y dictaminó la desgarradora sentencia. La lluvia cayó con más fuerza para intensificar el lamento de una multitud que inventó mil y una historias para estar, para alentar, para acompañar a Huracán en la ciudad de las diagonales. Independiente jugará en Primera. El Globo, otra vez, en la segunda categoría del fútbol local. Atrás quedó el invicto. Ya no hay más ilusión.
Fue una final, pero no el final. No hay que cortar con punto y aparte este buen párrafo que Huracán redacta desde principios de año. Borrar con el codo lo escrito con la mano sería cometer el mismo error que en cada cambio de temporada. Que la pena se convierta en trabajo y el cierre de torneo, en punto de partida. Resguardar al director técnico es la tarea inmediata. Retener a la mayoría de los jugadores, la segunda gran labor.
«Este resultado atenta contra mi continuidad, no me permito no ganar este partido». Las palabras de Frank Kudelka, aunque a priori preocupen, deben generar tranquilidad. Es el testimonio de un ganador, de un entrenador cuya mentalidad se enfoca en el triunfo. Con él no hubo imposibles porque venció la desesperanza de todos. Con él se acaba el conformismo. La derrota es una realidad y no hay vuelta atrás. Es tiempo de mirar hacia adelante, repetir lo bueno y modificar lo malo. Hay que volver a la grandeza. Hay que volver a los títulos. Hay que volver a Primera.
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