La siguiente carta fue escrita por Alejandro Ginevra, presentando su renuncia con impotencia al no poder participar en las deciciones que se toman en el club y al no poder aportar sus ideas y su capital.
Buenos Aires, 15 de diciembre de 2009.
A los Señores Hinchas y Socios del
Club Atlético Huracán.
De mi mayor consideración:
Me toca hoy dirigirme a Uds. para comunicar y explicar la lamentable decisión que los hechos me han obligado a adoptar y sobre la que me siento comprometido a exponer con la mayor claridad posible.
En el día de hoy, al medio día, he presentado a la Comisión Directiva del Club Atlético Huracán mi renuncia como miembro de la misma, de carácter indeclinable, cerrándose un ciclo de inexorables decepciones, signadas por intentos truncos.
Participé de las elecciones e ingresé a la Institución procurando un lugar desde donde colaborar con el Club, trabajando desde dentro para transformar aquellas cuestiones que en mi campaña marcara como imprescindibles.
Una a una todas las propuestas e iniciativas fueron sistemáticamente desestimadas, o sencillamente ignoradas por quienes conducen los intereses del Club. Mi gestión, supeditada a esta perversa mecánica, se fue convirtiendo en poco menos que inútil, acrecentándose la sensación de total impotencia que hoy me embarga.
La misión de mi gestión era y será “recuperar la grandeza que la Institución tuvo y se merece”. Evidentemente, no compartimos las vías o las formas para llegar a este destino que aún hoy prefiero seguir considerando que es el interés de todos.
De la noche a la mañana se me reclamó solución sobre los principales problemas que enfrenta la Institución: traer jugadores; arreglar el estadio; incorporación de un técnico; sumar refuerzos; o realizar obras en la La Quemita. A todos hice frente y sobre todos y cada uno acerqué propuestas, en mi opinión capaces de dar solución efectiva. Dos respuestas recibí de la dirigencia: la ignorancia y la silenciosa pero permanente campaña para promoverme como un golpista desestabilizador que pretende destituir a la actual Comisión Directiva.
Doy un paso al costado por todo esto, por no poder hacer el bien que pretendo y porque siento que mi permanencia perjudica a la Institución, así como a mi buen nombre y hombría de bien.
Le pido a los hinchas y a los socios, me hayan votado o no, que respeten las Instituciones y apoyen a la actual dirigencia. El Señor Babington es el Presidente legítimamente electo y en definitiva nada de lo que advierto y sobre lo que no coincido es una novedad.
El Señor Babington fue confirmado en su cargo frente a una realidad exactamente igual a la que hoy nos compromete, con la única diferencia de “la posición en la tabla”. Los Balances que se encuentran pendientes de aprobación y hoy se reclaman, ya lo estaban el día de las elecciones; ya era un hecho la pelea con Úbeda, con Ardiles, con el Turco y hasta con su gran amigo Chiche Sosa.
Ya había sido clausurada la cancha por simple desidia; ya habíamos tenido que celebrar nuestros 100 años en la calle; ya habíamos sido defraudados por un contrato de salvación con el grupo Fénix que nunca llegó a materializarse, ya el fracaso de los negocios con los empresarios del fútbol habían ocurrido y los jugadores, cuya propiedad hoy extrañamos como si de ello dependiera nuestra supervivencia, nunca nos pertenecieron.
NADA HA CAMBIADO entre aquella situación previa a las elecciones y el día de hoy, con excepción de la pérdida de nuestro querido Ángel Cappa. En este sentido, quiero aclarar que antes de su partida mantuve reuniones de trabajo donde me comprometí a apoyar su proyecto a largo plazo, que finalmente no pudo cristalizarse por los motivos ya conocidos.
El Señor Babington fue elegido seguramente en la confianza de su capacidad para resolver estos y otros problemas del mayor interés de nuestro Club, y ahora corresponde dejarlo hacer y apoyarlo en ello. Le restan dos años y medio para lograrlo y requiere nuestra confianza en el proceso.
No cabe duda a esta altura que mis ideas para superar la crisis son completamente opuestas a las suyas, y tampoco cabe duda que la gente las ha escuchado y decidido. No resigno las propias, pero respeto las ajenas, y aseguro a Uds. que persistiré en mis propuestas, presentándome en las próximas elecciones con la esperanza de poder ocupar el único lugar que permite llevarlas adelante, dado que desde la oposición no fue posible.
Estoy en condiciones de asegurar que, si mis consocios me dignan con el apoyo necesario para el cargo, revisaré y auditaré íntegramente la gestión de la actual Comisión, responsabilizando en todo sentido, y no sólo económicamente, exigiendo hasta las últimas consecuencias la reparación de quienes hayan perjudicado a la Institución.
Entre mis decepciones, tal vez la más profunda es que confiaba en el proyecto de Ángel Cappa, y estaba dispuesto a apoyarlo. Su alejamiento es en definitiva otra de las razones que me obligan a dar un paso al costado. La decepción y la duda inexplicable provocada por la falta de claridad en cuestiones básicas o matemáticas como la venta de Pastore, a quien según el Presidente vendieron en 6 millones de dólares y según el Vice en 8 millones de dólares, es inadmisible.
Pido a todos Uds. calma y paciencia en este momento, y sobre todo vuestro interés y colaboración para seguir apoyando al Club.
En la tranquilidad y confianza que en la Comisión nos encontramos inmejorablemente representados por 7 miembros que cumplirán su rol de contralor dentro de la dirigencia; aprovecho para desear a todos una muy feliz navidad y el más próspero 2010.
Alejandro Ginevra.
Socio Vitalicio N° 2395
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