
En condición de visitante, Huracán se impuso 2-1 a Atlético y sumó tres puntos de vital valor tras la pésima jornada del último sábado. Ramón Ábila, que desaprovechó un penal, convirtió ambos goles del Globo. Cristian Espinoza, la figura. La dupla Apuzzo-Rinaldi dio un buen primer paso.
Foto: cahuracan.com
Para cortar la malaria, Huracán se dio un gustazo: dio vuelta un resultado adverso y le ganó al Decano en Tucumán por primera vez en la historia. El Globo, que no había dado muestras de temple en las fechas pasadas, se repuso al gol de Luis Rodríguez, que llegó cuando el reloj recién marcaba 50 segundos. La performance de Matías Giordano, un personaje que ya se tornó inolvidable para el hincha quemero -para bien o para mal, lo dejo a su criterio, lector-, no fue impedimento para conseguir una victoria que afirma lo que se dijo desde un comienzo: las chances matemáticas darán esperanzas hasta el final.
Sin Frank Kudelka como entrenador, el conjunto de Parque Patricios cambió levemente su alineación (del 4-3-3 al 4-3-1-2), pero groseramente su forma de jugar. En la lucha por el mediocampo ante un rival con varios suplentes, no cedió metros y dio batalla con todas sus líneas. El rendimiento de Espinoza, si bien no superlativo, lideró el aplausómetro. El juvenil emocionó con su entrega y aptitud física. Aunque los flashes de la tarde se los llevó el incalificable Ábila. Wanchope se autogestionó cuatro situaciones y convirtió dos, pero puso en riesgo el triunfo al picar un penal que podría haber garantizado el éxito antes del pitazo de Ceballos.
Ahora, la distancia con el quinto lugar es más corta. La última gota de esperanza sobrevive al mar de angustia que ahogó al club desde la caída ante Sportivo Belgrano. Es pequeña, pero fuerte, y sigue su camino en contra de la corriente. Santamarina de Tandil será el próximo escollo, el nuevo obstáculo a superar en el camino hacia la utopía que hoy parece ser el ascenso a Primera División. El Ducó, sin público, será el escenario. El Globo, con aire renovado, el protagonista.
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