Huracán cayó en su visita a Patronato de Paraná y se quedó con chances mínimas de ascender. Fue 2-0 con goles de Bértoli (penal dudoso) y el ex quemero Arraya. El Globo no levanta cabeza, Kudelka podría dejar hoy su cargo y el quinto puesto parece cada vez más lejos.
Con pena, sin gloria. Así transita Huracán su paso por el torneo de transición de la B Nacional, el mismo que lo debería tener en puestos de ascenso por uno, dos y mil motivos, pero lo muestra décimo, lejos de los lugares de vanguardia y aún a mayor distancia de la capacidad para ocupar alguno de ellos. El equipo no tiene fútbol ni ganas. Ayer, ante un rival de campaña similar y que nunca se consolidó como local, no generó situaciones de gol, perdió en la batalla de voluntades -que se dio por la falta de juego- y sufrió otro arbitraje polémico.
Minutos antes del final del primer tiempo, cuando aún no se registraban llegadas de ningún tipo, Fernando Rapallini cobró falta ante una barrida de Federico Mancinelli en el área propia. Cuanto menos, polémica. El público no reclamó; los jugadores de Patronato, tampoco. El foul solo fue percibido por el árbitro, que entre la turba de reproches quemeros, amonestó a un único representante del Globo, Marcos Díaz. El propio arquero no pudo contener el remate de su colega, Bértoli, que definió con fineza y potencia para desnivelar el marcador.
En el complemento, Huracán se lanzó al ataque sin tomar resguardos. La urgencia por un resultado positivo le jugó una doble mala pasada al conjunto de Kudelka: acumuló gente en campo adversario sin hilvanar juego para concretar el empate y se arriesgó a la inferioridad numérica a la hora de defender contraataques. Así llegó el desnivel definitivo. Lucas Villarruel, arquero improvisado -Díaz fue expulsado cuando al Globo ya no le quedaban cambios-, no pudo contener un remate mano a mano de Arraya. Panorama oscuro. DT, en la cuerda floja. Cada vez más lejos del ascenso. Globo, asolado.
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