
Huracán perdió 2-0 ante Racing en Avellaneda y se hundió en la tabla de los promedios. El combinado de suplentes que presentó Néstor Apuzzo no alcanzó ni para sacar un punto en la casa del último campeón, que también reservó a sus mejores piezas para la Copa Libertadores. La expulsión de Guillermo Sotelo en el primer tiempo desniveló el trámite de un partido que no dejó nada positivo para el Globo.
Que puede suplir a otra persona, si es necesario, en un cargo, función o actividad. ¿Hasta qué punto los de Huracán son correctamente llamados suplentes? Juicio y crítica de lado, los números hablan de un provecho mínimo que el Globo le ha sacado a esos futbolistas que integran la plantilla pero no son considerados para los partidos importantes. La única excepción es Lucas Campana, que convirtió el gol ante Gimnasia de La Plata -con ayuda del arquero tripero, Nicolás Navarro- y le permitió al conjunto de Néstor Apuzzo «rescatar» un punto en condición de local. Si se sube la vara y la mirada se posa también sobre el rendimiento, se puede hablar de jugadores que no están a la altura de la Primera División, mucho menos de la Copa Libertadores.
Con mayoría de representantes no titulares -esa sería una denominación acertada-, los de Parque Patricios se presentaron en el Cilindro de la Academia para afrontar un duelo a la pasada, sin más en la cabeza que el enfrentamiento ante Cruzeiro del próximo martes. Como el local optó por un equipo repleto de suplentes (esos sí lo son), hubo ratos largos de paridad. Como suele ocurrir en el fútbol, la aburrida y tediosa equivalencia se cortó por un hecho aislado. Guillermo Sotelo, que era el único amonestado de los 22, detuvo un contraataque blanquiceleste con una infracción tan necesaria desde el punto de vista colectivo como imprudente, precipitada y torpe desde la perspectiva individual. Tres compañeros tenían la posibilidad de frenar a Oscar Romero, que aminoró la marcha en el círculo central antes del foul.
El segundo tiempo fue el escenario ideal para los dueños de casa. Ávidos de exposición a los ojos del entrenador Diego Cocca, en superioridad numérica, construyeron un triunfo de poco brillo y mucho esfuerzo: los únicos titulares de Huracán eran los defensores. Eduardo Domínguez y Martín Nervo obstaculizaron cuanto pudieron el avance de Racing, que rompió el cero con un balón quieto. El tiempo transcurrió lento para los de camiseta blanca, que en los minutos finales no hicieron más que permanecer en silencio y andar al trote. Fecha a fecha, el Globo revive fantasmas del pasado y esos males que parecieron disiparse con las atajadas de Marcos Díaz en la Copa Argentina, están a la vuelta de la esquina. El tema promedio sigue eclipsado por la Copa, en la que será vital la colaboración de verdaderos relevos y suplentes.
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