La incipiente mella en la resistencia física que se había vislumbrado frente a Argentinos Juniors se hizo evidente en el Monumental José Fierro y le pasó factura a Huracán, que cortó la racha sin derrotas. El viaje largo y la agobiante temperatura del Jardín de la República, más la cadencia de partidos de marzo, desnudó el cansancio del Globo, producto de la recuperación de los compromisos pendientes, que ya había asomado en La Paternal. Y el gol sobre la hora de Atlético Tucumán fue el golpe recto y de lleno al rostro, que impidió otro guiño de la fortuna para los de Parque Patricios.
Aunque el plus de perseverancia y coraje del equipo de Eduardo Domínguez amagó con volver a imponerse a las adversidades, las fallas en la línea de fondo, que brilló por su solidez varias veces en lo que va de la temporada, le salieron caras ante un rival que, incluso sin nombres rutilantes ni lujos, disputa los primeros puestos de la zona. Los errores defensivos fueron acompañados de yerros en el otro aspecto fuerte de Huracán, la efectividad. Ramón Ábila se sacó la frazada de encima y el termómetro de debajo del brazo para jugar un rato, pero su presencia distó de la notoriedad habitual en el área ajena.
Abril se presenta ante el conjunto de Domínguez como otro mes agitado, de mucho rodaje y poco descanso. Con un viaje a Colombia, el clásico como visitante y la pavorosa recta final del campeonato por delante, Huracán pondrá a prueba sus virtudes y defectos. El sprint suele requerir el máximo esfuerzo, pero el Globo lo viene haciendo desde el penoso suceso de Caracas. Para salir airoso de tamaña faena, deberá potenciar su proyección física, pero fundamentalmente su carácter y espíritu.
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