El tiempo definirá si rival y momento fueron los indicados, pero que Huracán necesitaba tomar aire era algo que se veía venir. El desgaste por el trajín que el Globo afrontó para la recuperación de las fechas suspendidas tras el accidente se sintió en el último de los compromisos pendientes del campeonato local, que dejó a los de Eduardo Domínguez con sensaciones ambiguas. Los flojos números de la campaña de Argentinos invitaban a extender la racha ganadora, aunque el trámite del partido revalorizó un punto tan insuficiente para alcanzar la cima como útil para escoltar al puntero Lanús transcurrido medio torneo.
Las medidas reducidas del campo de juego, factor siempre considerable en La Paternal, le jugaron una mala pasada a los volantes de Huracán. La visión y el despliegue de Montenegro, Romero Gamarra y Bogado fueron cortados de cuajo por el poblado mediocampo local. El dominio del Bicho en zona frontal hizo de la ausencia de Matías Fritzler, especialista en rubro y espacio, una complicación vital para un conjunto que se hizo largo en un terreno corto. Que el uruguayo Risso haya tenido que buscar a Wanchope Ábila con pelotazos fue muestra cabal de los cortocircuitos en el engranaje colectivo quemero.
El desarrollo ambivalente del cotejo no dejó garantías respecto a las bondades o los vicios de un empate sin goles como visitante del único equipo que aún no ganó, aunque sí causa efectos inmediatos en las tablas que hoy se codean en una carrera por la consideración de jugadores, cuerpo técnico e hinchas. En la de posiciones, Huracán quedó a dos unidades del líder (con cifras casi idénticas en resultados y goles), al que todavía no enfrentó. En la de promedios, le sacó 12 puntos a Sarmiento a falta de 24 por disputarse, diferencia que acerca a pasos agigantados al Globo a su primer gran objetivo del año.
Foto: FotoBAIRES
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