En el Palacio Ducó, Huracán cayó 2-0 ante Boca y sumó su quinta derrota en el campeonato. Con la formación inicial alterada por la rotación para la Copa Libertadores, el Globo hizo lo que pudo ante un rival que lo superó colectiva e individualmente. Marcelo Meli convirtió ambos goles, que llegaron por errores y apuros del dueño de casa.
En junio de 1984, mientras trabajaba en la Academia de Ciencias de la Unión Soviética, Alekséi Pázhitnov presentó un videojuego de diseño y programación propia. El invento del ruso ganó adeptos al por mayor y rápidamente dio la vuelta al mundo. El Tetris, así fue bautizado, es un puzzle en el que hay que acoplar figuras -tetrominós- de diferentes tamaños. Si uno logra encajar las piezas, continúa en la partida, pero tarde o temprano la tarea se torna imposible y la única conclusión es la derrota. En enero, en Argentina, se creó una decorosa versión del juego. Se llama Huracán y, aunque rompe varias cabezas, al que verdaderamente le come el coco es a Néstor Apuzzo.
El director técnico no solo padece el desdichado mercado de pases del verano, sino también las inoportunas lesiones que afectan a la primera línea del plantel profesional. Para enfrentar a Boca, el Globo recurrió a un formato conservador tradicional, con muchos volantes de contención, un delantero de auxilio y un «tanque de área». Las partes no se ensamblaron de la forma correcta; de fútbol, poco y nada. El que llevó toque y contundencia al Ducó fue el equipo que no necesita vestir una banda diagonal roja para ser millonario. El Xeneize, que gastó en refuerzos más que los diez ascendidos juntos, liquidó al local con esa peculiaridad tan anhelada como poco común en el Torneo de los 30: efectividad.
Con solo tres triunfos en trece partidos disputados en el año, Huracán afrontará la segunda mitad de la fase de grupos de la Copa Libertadores. La totalidad de las fichas están sobre la máxima competencia continental, en la que los de Parque Patricios conservan el invicto pese al quinteto de caídas que colecciona en el certamen de cabotaje. El mes más importante (e interesante) del club se anticipa a la recuperación de Espinoza y llega a la par de las de Toranzo, Puch y Balbi. Entretanto, Apuzzo arma, desarma y rearma. El entrenador pone su ingenio y capacidad a prueba para sobreponerse a los percances y prolongar el juego del Tetris.
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